z

martes, 12 de agosto de 2014

El ébola, la franja de Gaza y otras cuestiones que se nos hacen ajenas

Nacemos bajo un mismo cielo y un mismo sol nos calienta pero indiscutiblemente la tierra que nos arropa marcará nuestro destino
¿Cuál es el valor de una vida? Pensemos sinceramente en los acontecimientos que vistos por televisión revuelven nuestras tripas. Inconscientemente nos sentimos mucho más empáticos ante un suceso que se haya producido en nuestro mismo país o en personas similares a nosotros. De igual manera, si muere un niño en España en circunstancias violentas, nos sentiríamos escandalizados pero si son cien niños en Gaza, aún produciéndonos consternación, la siguiente noticia del telediario hace que olvidemos esa tragedia.
 No vale lo mismo una vida en África Central o en la Franja de Gaza que en España o EEUU. EEUU, está mucho más alejado de España que África Central o la Franja de Gaza pero el sistema económico capitalista común al nuestro también contribuye a que los veamos más cercanos a nosotros y empaticemos con sus problemas.
 Ha sido necesario que dos estadounidenses y un misionero español enfermasen del Ébola para que el hemisferio norte se percatase que ya habían muerto 1100 personas de esta enfermedad en África Central y más que la preocupación por esas vidas, lo que siente el hemisferio norte es la posible amenaza a enfermar.
 La OMS, no ha considerado oportuno crear una alerta hasta ahora en referencia al Ébola a pesar de que ya son cuatro meses los que han pasado desde que se inició el brote en todo su esplendor. Los hospitales de estos países carecen de lo más imprescindible para atender a los enfermos y han recibido ayuda a cuentagotas y eso es principalmente lo que ha causado el que el brote se propague de forma incontrolada. La actitud cicatera del primer mundo es la principal causante de esta propagación y es una pena que solo el miedo a sentirnos amenazados sea lo que nos mueva a brindar ayuda.
Dicen que el padre Miguel estaba prácticamente sin sentido cuando es trasladado. Prefiero pensar eso a un abandono de un capitán ante un barco que se hunde porque la solución no es salvar una vida a consta de lo que sea sino la salvación de muchas vidas a lo que se supone tú voluntariamente has entregado tu vida.
 Ahora nos dicen que el suero que se está administrando al misionero español y a los dos estadounidenses no llegará a la población general hasta 2015, ¿cuántas personas podrán morir hasta entonces? Cuando se repatría al padre Miguel se deja allí al resto de los compañeros (no eran de los nuestros) ¿su vida valía lo mismo o fue su pasaporte lo que les dio expectativas?
 Por otro lado Obama, ese insigne premio Nobel de la Paz, parece estar jugando una partida de Risk en pantalla no virtual. Los 2.000 muertos de Gaza parece que no le son suficientes y no deja de mandar armamento a Israel, posicionándose como tutor legal de esa contienda porque lo que hay detrás es la defensa a ultranza de unos intereses económicos que pueden verse amenazados. A veces otorgamos premios sin dar lugar a que las personas demuestren si son o no dignos de ellos y ese es el caso de Obama que prometió una sistema sanitario igualitario para todos los estadounidenses y aún no lo cumplió, que sigue permitiendo que exista en EEUU la pena de muerte y que hace dos semanas reconocía que después del 11 de septiembre su gobierno había permitido que se torturase a personas para conseguir información.
Tenemos una doble opción: que todas estas cosas nos resulten ajenas o que realmente nos posicionemos cercanos a las víctimas. No se equivoquen, aunque sus rostros salgan en televisión su dolor es real, no forma parte de una trama de ficción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario